Sin jueces ni políticos, la mafia no es mafia.,“Más vale un amigo influyente que oro en el bolsillo”, dice el decálogo siciliano recogido por Gaetano Falzone en su Historia de la mafia (1973), y añade: “Quien tiene dinero y amigos, se burla de la justicia”. Desde su manifestación como organización criminal en la segunda mitad del siglo XIX, las autoridades italianas tuvieron dificultades para combatir a los mafiosos porque contaban con cómplices en el sistema judicial y en la política. Unos se necesitan a otros. El crimen organizado copió a la mafia. Esto explica por qué, cuando por orden de la Fiscalía contra el Crimen Organizado del Callao fueron interceptados los teléfonos de una poderosa banda del puerto chalaco, estos estaban vinculados con abogados que su a vez mantenían relaciones secretas con jueces de la Corte Superior, y estos con miembros de la Corte Suprema y del CNM. Ahora han comenzado a surgir las identidades de los políticos. Al trasladarse la mafia a los Estados Unidos en la primera mitad del siglo XX, se sofisticó y logró conquistar el poder político. “La mafia en general se volvió partidaria del presidente Roosevelt casi de inmediato y se pusieron las bases de una alianza entre los mafiosos y los sectores importantes del Partido Demócrata que tendrían una subterránea, aunque atormentada, continuidad hasta los años 60, en tiempos del presidente Kennedy”, según Giuseppe Carlo Marino en Historia de la mafia: un poder en las sombras” (2002). En sus memorias, Fuego cruzado (1992), el capo Sam Giancana reconoció que contribuyó en la elección de Kennedy. Prueba irrefutable de la connivencia. El escritor Leonardo Sciascia señaló: “Creo que la definición más completa y esencial que se puede hacer de la Mafia es la siguiente: una asociación de malhechores con fines de enriquecimiento ilícito de sus miembros”. En esa línea, John Dickie, autor de Cosa Nostra (2011), recomienda cómo acabar con la relación mafiosa: “Lo primero que se necesita es un marco legal adecuado que te permita investigar qué partes del Estado están infectadas por la mafia”. El juez antimafia Giovanni Falcone, asesinado después de haber enviado a prisión a más de un centenar de mafiosos, dijo en sus memorias Cosas de la Cosa Nostra (1992), que mientras los políticos mantuvieran conexiones con el crimen organizado, será difícil derrotarlo. “Es triste tener que decirlo y de vivirlo cuando uno es miembro de las fuerzas del orden o de la magistratura: que, mientras perseguimos a los mafiosos, los políticos aceptan comprometerse o pactan discretamente con ellos”. Los audios los han dejado en evidencia. Es hora de actuar.